Desde pequeña quería ser maestra, en mi familia no existen profesores, siempre me llamó la atención la docencia, porque yo veía a mis profesores como mis ídolos, porque cuando me acercaba a preguntar alguna duda que tenía, aunque ya no me estuvieran dando clases estaban siempre disponibles a auxiliarme.
Los docentes nos hacemos en base a ensayo y error, recuerdo el primer día que impartí una clase, les juro que no sabía ni por donde empezar, todos en la vida hemos estado ante un profesor, pero sabemos que es muy diferente ahora estar del otro lado, y no me quedó más que empezar como yo creía adecuado y si me funcionaba lo repetía, si me causaba conflictos mejor lo olvidaba.
Creo que el principal malestar que nos encontramos como docentes es que en algunas ocasiones nos asignan materias que no precisamente nosotros dominamos o conocemos en base a la carrera que estudiamos, no ha sido mi caso pero en el plantel que trabajo algunos docentes se sienten frustrados, tensos y preocupados porque no están dentro de los temas que ellos tal vez dominan y, ¿qué es lo que pasa? Eso mismo lo trasmitimos a los grupos.
Gracias al curso que estoy tomando me ha hecho pensar y reflexionar en que el nivel académico de los chicos esta por debajo de lo que yo espero y exactamente es aquí en donde debe entrar mi trabajo como docente, trataré de enfocarme en nivelar el conocimiento de los grupos, llegar a tener grupos homogéneos, les soy sincera, en la mayoría de los casos si veía que la mayoría captaba el objetivo del tema lo daba por concluido y pasaba al siguiente, me propongo de ahora en adelante jalar a aquellos chicos que se van quedando, idearé estrategias para nivelar éste problema además que invitaré a los alumnos a realizar visitas a sus profesores fuera de los horarios de clases para pedir asesorías, en mi plantel se publica un calendario con las horas que los profesores tenemos libres durante toda la semana para que nos visiten pero la verdad es que nunca asisten los chicos a pedir ayuda.
Los docentes nos hacemos en base a ensayo y error, recuerdo el primer día que impartí una clase, les juro que no sabía ni por donde empezar, todos en la vida hemos estado ante un profesor, pero sabemos que es muy diferente ahora estar del otro lado, y no me quedó más que empezar como yo creía adecuado y si me funcionaba lo repetía, si me causaba conflictos mejor lo olvidaba.
Creo que el principal malestar que nos encontramos como docentes es que en algunas ocasiones nos asignan materias que no precisamente nosotros dominamos o conocemos en base a la carrera que estudiamos, no ha sido mi caso pero en el plantel que trabajo algunos docentes se sienten frustrados, tensos y preocupados porque no están dentro de los temas que ellos tal vez dominan y, ¿qué es lo que pasa? Eso mismo lo trasmitimos a los grupos.
Gracias al curso que estoy tomando me ha hecho pensar y reflexionar en que el nivel académico de los chicos esta por debajo de lo que yo espero y exactamente es aquí en donde debe entrar mi trabajo como docente, trataré de enfocarme en nivelar el conocimiento de los grupos, llegar a tener grupos homogéneos, les soy sincera, en la mayoría de los casos si veía que la mayoría captaba el objetivo del tema lo daba por concluido y pasaba al siguiente, me propongo de ahora en adelante jalar a aquellos chicos que se van quedando, idearé estrategias para nivelar éste problema además que invitaré a los alumnos a realizar visitas a sus profesores fuera de los horarios de clases para pedir asesorías, en mi plantel se publica un calendario con las horas que los profesores tenemos libres durante toda la semana para que nos visiten pero la verdad es que nunca asisten los chicos a pedir ayuda.
La canción HELP! de los Beatles, describe de primera mano esto último que dices (nunca asisten los chicos a pedir ayuda).
ResponderEliminarEn primer lugar, cuando se es joven, con frecuencia se piensa que la ayuda no es necesaria. Luego nos convencemos de que necesitamos el auxilio y la compañía de alguien, pero no de cualquiera. Alguien que nos haga sentir confianza, que nos ayude a salir de la tristeza y a poner los pies en el suelo.